Hace mucho tiempo que no escribo en mi blog ¡Cosas del hastío! Pero hoy creo pertinente hablar sobre la llamada ¡Asimetría del Poder!
Casi todos los sistemas de poder son asimétricos, es decir, el poder es ejercido desde una posición desproporcionadamente superior a su representación y no encarna los intereses de la mayoría, sino los de una élite que ejerce lo que se denomina “Violencia Simbólica”, a través de la cual y con el uso de los status preestablecidos y de las estructuras puestas al servicio de dicho poder, de forma encubierta y sistemática, dan lugar a lo que se conoce como “Proceso de Incorporación” que logra que esa mayoría en contra de cuyos intereses se ejerce el poder vaya asumiendo lo que se denomina “Habitus”.
En otras palabras, quienes ejercen el poder no miran por aquellos a los que representan, sino por sus propios intereses, bien directamente, bien a través de sus amigos poderosos que luego les acogerán en su seno.
Eso pasa en Cataluña, donde hace 20 años los independentistas no llegaban al 10% y ahora son casi la mitad de la población, y no nos damos cuenta que todo es posible gracias a una disfunción del sistema que a su vez da lugar a otras más graves.
Las fichas de dominó: Una ficha cae y empuja a otra y ésta a otra y así en cascada. La ficha que hay que derribar, la última de la fila es la asimetría entre poder y representados, ya sea en Cataluña con el Independentismo como en el resto de España con todas las cuestiones sociales, pero la penúltima ficha… ¡Esa que ha de derribar la asimetría y acabar con la Violencia Simbólica, es la ficha de la Educación. En Cataluña todo se ha pergeñado con la inversión lingüística, pero en el resto del Estado todo se ha amañado con 17 sistemas educativos al estilo New Wave, olvidando la esencia de la educación de la formación como personas y todo el sistema educativo, manejado desde las estructuras del Poder, dirigidas a su vez por el Poder Económico, (Verdadero Poder en la cima de la toma de decisiones), se ha estructurado hacia la formación de piezas simples de la maquinaria industrial, en un taylorismo decimonónico, vergonzoso y depravado.
Pero aún hay una ficha de dominó anterior… Una primera ficha que es la que los ciudadanos debemos empujar con el dedo para que comience la cascada de caídas. Una ficha que representa, precisamente eso… ¡La Representación de los ciudadanos como partes del Soberano!, ¡Es la representatividad! Es la Ley Electoral.
Usted lo entiende perfectamente cuando escucha en los telediarios que en Cataluña el 51’5% de los votos fueron de partidos no independentistas pero que hay mayoría de parlamentarios independentistas… ¿Verdad que no parece justo? Como no es justo que el voto de usted valga menos que el mío.
Pues bien, cuando esta ilegalidad contraria a los artículos 2 y 14 de la Constitución se subsane y todos los votos valgan igual, los independentistas catalanes dejarán de ser mayoría y de tener en su poder los medios de comunicación y las instituciones con los que han llevado a cabo su Violencia Simbólica, pero también el resto de partidos políticos en el resto del Estado dejaran de tener en su poder similares armas… Por qué un 4% de la población (PNV) ha de tener en su poder el veto de los Presupuestos Generales del Estado, y lo que es peor, Usted ya sabe que con el actual sistema electoral, el Partido Popular pagará al PNV el chantaje que exija con el dinero de los demás españoles, (Aragoneses, extremeños, castellano leoneses, manchegos, andaluces, murcianos…, etcétera).
La Actual Ley Electoral y el sistema de proporciones con la fórmula d’Hont perpetúa estas injusticias. Hemos visto como Ciudadanos ha arrasado en Cataluña, pero solamente a costa del Partido Popular y que, en realidad, no ha cambiado nada. Y llegarán las elecciones generales y ocurrirá igual; un trasvase de votos de un partido a otro pero con los nacionalismos sobredimensionados y con las llaves del poder en sus manos.
Los españoles tenemos la obligación de dar el empujón inicial a esa ficha que dé comienzo a los cambios. Hay que cambiar la Ley Electoral para poder contar con una representación real de los ciudadanos y acabar con las asimetrías del poder con respecto a los votantes… Luego… ¡Ya veremos!
Jose
La mejor ley electoral es la de las elecciones municipales y europeas, solo en ellas valen todos los votos igual