Un Rincón para pensar
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Hay palabras en el diccionario cuyo significado casi nadie quiere entender. Su significado apenas dice nada a muchos de los nuevos conformadores de las mayorías incultas que tiranizan nuestra convivencia; aquellos mismos que gritan orgullosos otras palabras (palabros diría yo), como multiculturalidad, solidaridad, derechos sin obligaciones, acogida y otros muchos.
Ninguna sociedad ha entendido nunca que la solidaridad conlleve la pérdida de identidad, el servilismo a ideales equivocados y, en definitiva, la pérdida de derechos duramente ganados por los ciudadanos de esa sociedad y que a fuerza de incidir machaconamente en dar todo a los de fuera, esquilman el patrimonio económico y el patrimonio cultural de los naturales del lugar.
Yo no concibo desobedecer a un policía o un guardia civil, y menos agredirle, como no concibo que pudiera plantearme entrar en Estados Unidos por la fuerza. Con toda seguridad si un ciudadano español agrede a un agente de la autoridad será juzgado por delito de atentado y si yo pretendo eludir los controles fronterizos de los Estados Unidos y me pillan, me deportan al instante, pero en España no… Y no comprendemos que permitir a una persona que se salte la Ley es privar a los demás de su derecho a que esa Ley se respete… Aquello de que mi derecho acaba donde empieza el tuyo.
El razonamiento es simple… Las leyes son el acuerdo asumido por todos los ciudadanos, de unas normas de comportamiento. Así, yo renuncio a hacer lo que me venga en gana a cambio de que tú hagas lo mismo y como ninguno de los dos traspasamos los límites acordados, ambos estamos seguros dentro de nuestros propios límites legales; y eso, extendido como una red interconectada en 3D, y tejida con los derechos y obligaciones de todos los ciudadanos, o lo que es lo mismo… ¡Como yo no traspaso mis límites, que son tus derechos y los de todos los demás, y tú y todos los demás, hacéis lo mismo, todos estamos seguros.
Esas leyes que hacen segura nuestra convivencia, establecen formas legales de entrar en el Territorio Nacional, y no es cierto que los seres humanos tienen derecho a buscarse la vida y hacer lo que puedan por sobrevivir… A lo que tienen derecho es a intentarlo, pero el derecho al intento no legitima la acción. Un preso tiene derecho a intentar huir, pero si lo consigue, el hecho de haberlo conseguido no legitima la huida y se le buscará y detendrá nuevamente, y la sociedad lo entiende y no alienta a los presos a que se fuguen o intenten la fuga
Sin embargo, una gran parte de esa misma sociedad, ve legítimo y alienta el que ciudadanos de otros países se salten las leyes y los alientan a que entren en España de forma ilegal y cuando consiguen entrar, parece que se hubieran ganado el derecho a saltarse le Ley y a que, además, gocen de otros derechos a cuyo sostenimiento no solo no han contribuido, sino que para dárselos a ellos, nos privan a nosotros de otros derechos, y no todo de reduce a lo crematístico, pues no me refiero al dinero.
Cuando un inmigrante entra irregularmente en España, no se ha ganado el derecho a permanecer aquí, como un preso fugado no se ha ganado el derecho a permanecer libre. Y esa situación y todas las que derivan de esa inmunidad que asociaciones bienintencionadas pretenden otorgarle desencadenan uno tras otro una serie de perjuicios a mi persona, como ciudadano que tiene derechos adquiridos… ¡Unos derechos que marca la frontera de los derechos de los demás.
Esta reflexión no es fruto de la insensibilidad, sino de la reflexión, y trata de poner sobre la mesa, la parte razonada del rechazo al buenismo de quienes tienen la mano larga a la hora de dar a otros lo que no es suyo… Mi dinero, el de los trabajadores, el de los pequeños comercios, mi forma de vida y la idiosincrasia de la sociedad española, nuestra cultura y nuestra Paz Social.
No es justo que en estos tratos, entre inmigrantes irregulares y ciudadanos de a pie, siempre sea el de a pie, o sea, el de aquí, quien tenga que ceder… Ceder derechos, ceder dinero y ceder costumbres culturales. No entiendo, por ejemplo, que la misma izquierda que clama por un estado aconfesional, sea tan tolerante con algo que, se mire como se mire, es meramente cultural, pero que revestido con el hábito de la religión, se acoraza contra toda norme legal. No entiendo que sea lógico quitar un crucifijo de un aula (Cosa que apoyo), pero no sea obligado cortar de raíz todo rastro de islamismo en nuestras instituciones (Escuela, relaciones sociales, trato con la administración, matrimonios con menores concertados por las familias), como de cristianismo o judaísmo.
Comentarios recientes
30.10 | 09:14
Magnífico relato.
05.10 | 04:27
Buenas tardes, encantado de saludarte. Soy Jose
Quería escribirte porque me ha parecido interesante comentar contigo la posibilidad de que tu negocio aparezca cada mes en periódicos digitales como not
18.07 | 12:59
Hola. ¿Cómo estás? Soy Alberto del Departamento de Prensa. Muchas gracias por atenderme.
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Hace mucho tiempo que dejé de ser demócrata ¡Nadie hoy día tiene ni puñetera idea de lo que es la democracia, en qué se fundamenta y cuáles deberían ser las reglas para que la democracia fuera aceptable!
En la democracia helena las reglas no eran las de ahora y extrapolarlas nos lleva a un “totum revolutum” disparatado y a unos sistemas que llamamos democráticos pero que nada tienen que ver con la idea original.
La justificación filosófica de la Democracia nos la daba Sócrates, quien sostenía que BIEN es igual a VERDAD, mientras que MAL es igual a IGNORANCIA. Que buscamos la felicidad con la esperanza de llenar un vacío que no comprendemos y que el ignorante intenta llenarlo con satisfacciones efímeras y pasionales que sólo se consiguen en lucha contra otros, lo que acaba propiciando que surja el MAL...(¡No existe satisfacción más pasional que la sensación de ostentar el poder del sillón…!)
Sin embargo, la VERDAD es única y la misma para todos, sólo alcanzable con el razonamiento lógico y la comprensión de lo que nos rodea, y quienes logran alcanzarla son igualesentre sí”; de donde deducía que "sólo somos libres entre IGUALES" y concluía que no podía haber una clase gobernante, pues deberían gobernar todos los iguales por igual.
Esos"iguales", sin embargo, no son todos los ciudadanos, porque la igualdad a la que se refería Sócrates no es la igualdad para elegir o ser elegidos, sino a la igualdad en la sabiduría, por lo que solamente aquellos capaces de comprender con lógica aquello que nos rodea tendrían legitimidad para votar.
En la Democracia Griega, no votaban todos los ciudadanos, sino solamente aquellos que se ganaban ese derecho con sus intervenciones en el ágora y aun así Platón advertía que solamente se alcanzaría un gobierno justo cuando el gobernante fuese filósofo, es decir, alguien por encima de la media que votaba en el ágora. ¡Es la utopía de las sociedades justas, gobernadas por reyes filósofos, (O cuando los filósofos fueran elegidos reyes)!
Esa forma de gobierno se llama “Politeia” y tanto Sócrates, como luego Platón, Aristóteles y más tarde Polibio, denominaban la Democracia como “Oclocracia”, que literalmente significa Gobierno de la Muchedumbre Inculta. ¡Mientras la politeia se basaba en el gobierno de los más sabios, la democracia era el gobierno mediante decisiones de una turba ignorante!
Platón describió la Politeia en una obra que desgranaba esa idea de gobierno de filósofos y cuando los romanos la tradujeron al latín, como quiera que trataba de una forma de gobernar…, de gestionar lo público, tradujeron el título como “Res Pública” (La cosa pública); siendo ahí donde nació el nombre de su famosa obra “La República”, en la que aparecen el famoso “Mito de la caverna” o el “Mito del Superhombre” (mucho antes del superhombre de Nietzsche).
Los griegos, como buenos matemáticos, herederos de los sumerios, sabían que todo cuanto se decide por mayoría se rige por las leyes de la media aritmética. Las mayorías no eligen lo mejor, sino lo que la media cree que es mejor y la media, por propia definición, es “mediocre”. Luego, elegirán matemáticamente una solución mediocre; nunca la mejor solución, cuyo vislumbramiento solamente alcanzarán los sabios. (Sabio = BIEN, mientras Mediocridad = MAL).
El Pueblo suele ser una muchedumbre formada por individuos que, aisladamente, pueden ser listos o torpes, tontos de remate, medio listos o listos del todo, pero que en masa no son más que una multitud reaccionaria y falta de preparación, cuyas emociones siempre predominarán sobre la razón. Y bajo el principio de que la mayoría es mediocre, mientras que una persona, individualmente puede ser inteligente, a un individuo inteligente y demagogo le basta con seducir a la masa electoral mediocre con promesas incumplibles y argumentos faltos de toda lógica, apelando a los prejuicios y las pasiones, hasta conseguir formar una mayoría electoral injusta e irracional que entrega su voto a políticos indecentes y sin escrúpulos que parasitan la sociedad.
Johann Christoph Friedrich Schiller decía que los votos no deberían contarse, sino que deberían pesarse en función de la formación e inteligencia de los que votaban y que era sabido que la inteligencia siempre había sido cosa de pocos. En España es aún peor pues, como decía MACHADO, de cada diez cabezas, una piensa y nueve envisten. Así que me niego a ser muchedumbre inculta. Me niego a conformarme y ser cómplice de una estafa tan descomunal. Me niego a ser Rebaño.
¡Ah, y otra cosa antigua...de Sócrates...! "Justicia es dar a cada uno lo suyo". ¡Dar a todos lo mismo no sólo No es Justicia, sino que, además, tampoco es justo! ¿Se imaginan que en un instituto dieran a todos los alumnos la misma nota, independientemente del esfuerzo que realizaran para aprender...? ¿Que la nota media de la clase fuera de 6 y le pusieran esa nota a los que suspendan con un 2 y a los que aprobaron con un 9? Entonces..., ¿Por qué están convencidos de que en nuestra sociedad, lo justo es que quien no se esfuerza se aproveche de quien sí lo hace?
Por supuesto que respeto las leyes de la sociedad en la que vivo, pero no me pidan que haga míos sus dogmas, porque están basados en mentiras, errores y analfabetismo político y sociológico, en el desconocimiento de la Historia y de lo que significa la VERDAD y su importancia en el factor IGUALDAD, Igualdad para elegir e igualdad para ser elegido; para ser iguales ante la Ley, pero, sobre todo, la incapacidad de la mayoría para distinguir entre "Iguales" e "Igualdad ante la Ley".
En definitiva, son muchas las razones para decir que...¡HACE MUCHO QUE DEJÉ DE SER DEMÓCRATA!