Un Rincón para pensar
Pierre Bourdieu, representante de la sociología contemporánea y el análisis sociológico de los mecanismos de reproducción de jerarquías sociales, concibió el concepto llamado “Violencia Simbólica”; una violencia racional, indirecta y no física, de un dominador en contra de unos dominados, inconscientes de tales prácticas en su contra, que no llegan a percibirla, convirtiéndose, sin saberlo, en consentidores inconscientes de la dominación a la que están siendo sometidos.
Se utiliza como estrategia en los sistemas asimétricos de poder desproporcionadamente superior a su representación, que no encarna los intereses de la mayoría, sino los de una élite, valiéndose de los roles sociales, los status preestablecidos y el uso de las estructuras puestas al servicio de dicho poder, de forma encubierta y sistemática. Es una violencia invisible y soterrada que esconde al violentado el poder que se ejerce sobre él a través del llamado “Habitus” o proceso por el que la imposición cultural se va convirtiendo en habitual hasta mudar en naturales determinados comportamientos y valores que antes no lo eran.
Al “Habitus” le sigue el llamado “Proceso de Incorporación”, pues que hace que esa violencia se interiorice como incuestionable, hasta determinar incluso los límites dentro de los cuales está permitido percibir y pensar. Es tan real y efectiva como una violencia física activa, y el Poder la ejerce a través de la Educación, la publicidad, letras de canciones, mensajes repetitivos, diferencias imaginarias y sobre todo, los medios de comunicación y todo tipo de mensajes populares que, desde su preponderancia, ese Poder transmite como verdades absolutas.
La violencia simbólica posibilita el dominio de una minoría sobre la mayoría a través de falsedades y sin que esta mayoría se aperciba de ello. Y su acción continuada va conformando una nueva realidad falsa que lleva a la primitiva mayoría hacia paradigmas ajenos a su naturaleza, y que van asumiendo, llegando un punto en que la asimetría inicial disminuye y el Poder elitista cuenta con el apoyo de la mayoría, cuando esa mayoría ha sido educada desde su infancia dentro de esa Violencia Simbólica y sin ningún otro referente con el que comparar.
Es la herramienta por excelencia en todo acto de Ingeniería Social y el catalanismo ha hecho de ella su principal táctica independentista, y del idioma su más poderosa herramienta. La barrera idiomática impuesta con la «Inmersión lingüística», aisló a la masa electoral castellanoparlante, alejándola del acceso a puestos de responsabilidad y dejando las manos libres a la élite catalanista que la dirigía. Hasta tal punto ha sido efectiva, que si en los años 80-90, solo el 10% de la población de Cataluña era nacionalista, en 2016, la mitad es al menos nacionalista y casi un 30%, independentista.
Dicha inmersión tenía una doble finalidad: Por un lado consolidaba la idea de que la lengua propia de Cataluña era el catalán, mientras que el castellano era solo la lengua del Estado. Y por otro, con la educación solo en catalán, era posible dominar, controlar y dirigir la formación de los ciudadanos, limitando sus opciones de información… En un territorio donde en todos los ámbitos, se escribe y se habla en catalán, solo se conoce lo que esté escrito en catalán. Así que, impuesta la lengua, se domina la Educación, los medios de comunicación y las administraciones, para que solo se difundan, e incentiven noticias iniciativas y actividades proindependentistas.
Muchos de profesionales y funcionarios de habla castellana (maestros, médicos, policías, trabajadores de hoteles, de la construcción, etc.), cuando empezó la "normalización", decidieron irse ante el problema de los estudios de sus hijos. Y a muchos se les exigió hablar y redactar sus documentos en catalán; sobre todo, en el ámbito de la educación.
Sí que se les ofrecieron cursos de catalán gratis y un período de adaptación. Pero esos cursos los impartían profesores que no habían obtenido plazas en colegios e institutos y cuyo principal mérito era hablar catalán y ser catalanistas. No su cualificación profesional. Así que los profesores que tenían que enseñar catalán a quienes les estaban quitando el trabajo, actuaron con lógica y se limitaron a suspender una y otra vez, a profesores más cualificados que finalmente tuvieron que abandonar Cataluña y la educación quedó por fin en manos de fanáticos afectos a los idearios catalanistas y el principal elemento de ejercicio de «Violencia Simbólica» quedó consolidado y con las herramientas del Poder a su servicio.
Televisiones, radios y prensa catalanas, normativas municipales que multan letreros de comercios en castellano, sentencias del Tribunal Supremo, que les obligan a prestar educación en castellano, totalmente ignoradas y desobedecidas, son el resultado y las herramientas de la Violencia Simbólica.
El nacionalismo hace bandera de su número, cada vez mayor. Exhibe un millón de personas y alega que la mayoría tiene derecho a expresarse; y que en democracia no se puede impedir expresarse.
Sin embargo, este punto es precisamente el más falaz de su argumento porque no todos los ciudadanos pueden votar, no todos los temas pueden ser votados, no todos los que pueden votar lo harían con verdadera libertad y no todos los votos tendrían el mismo valor y me explico:
a) Un chico de 15 años que se manifiesta es un ciudadano, pero no tiene derecho al voto.
b) Tenemos derechos en cuanto somos ciudadanos de un Estado Constitucional y la Constitución NO PERMITE que determinados temas se voten, por ejemplo, no podemos votar que se apruebe la esclavitud aunque lo pidieran todos los ciudadanos españoles.
c) Cualquier ciudadano español menor de 30 años educado en Cataluña ha sido víctima de la Violencia Simbólica y habrá sucumbido al “Proceso de Incorporación”, por lo que su voto estaría condicionado… ¡No sería realmente libre!
d) El actual sistema electoral, dependiente de las circunscripciones, como en el Estado en elecciones generales, premia en Cataluña a los partidos independentistas en las elecciones municipales y autonómicas.
e) Y todavía subyace el hecho incontestable de que, pese a lo que el nacionalismo catalán arguye, su pretendido Derecho a Decidir, no es más que un pretendido intento de negar al resto de ciudadanos, ese mismo derecho a decidir, sobre una parte de su Territorio Nacional.
Yo soy de España, pero España no es mía. Yo tengo su usufructo, junto con el resto de españoles y ese usufructo incluye Cataluña. Pretender votar sobre Cataluña sin incluirme a mí es como si mi vecino del ático, de repente, decidiera por sí solo que a partir de hoy su vivienda ya no forma parte del edificio y se queda con el tramo de escalera, la azotea, la parabólica instalada en ella, la fachada, las tuberías, los cables y los demás elementos comunes.
Son muchos los catalanes que se saben y se siente españoles de pleno derecho y la realidad estadística demuestra que, además, son mayoría, por encima de los independentistas. Pero el uso de la Violencia Simbólica juega en su contra. Cuanto más tiempo pasa, más se agudiza el Proceso de Incorporación, mientras la voz de esos españoles queda silenciada en los medios de comunicación, dirigidos por personas afines a la causa nacionalista.
Promocionar el independentismo cuesta dinero y los independentistas no lo ponen de su bolsillo; más bien suelen llevarse tajada, o eso parece ocurrir con los Pujol y otros próceres del catalanismo que se envuelven en la "estelada" y arguyen que se ataca a Cataluña. No se atacan los territorios, sino a quienes viven de ellos y en un Estado de Derecho, los ataques son legales, no telúricos. Yo he estado muchas veces en Cataluña. He visto romper mobiliario urbano, incendios forestales, calles saturadas, playas saturadas y alguna tormenta, pero nunca he oído a Cataluña quejarse. Ni una sola de sus piedras, sus calles o sus árboles quemados, ha emitido una queja.
Desviar dinero de servicios básicos a intereses nacionalistas, como embajadas, subvenciones al catalán en Baleares o Aragón, o a la Asamblea Nacional Catalana, daña la economía y hay que buscar un culpable. La Generalitat no puede decir a un enfermo catalán que tiene que esperar seis meses para una operación porque el salario del personal y de quirófano, se lo ha gastado en promocionar la lengua catalana en Baleares. (Me pregunto qué decidiría un catalanista que necesite una prótesis de cadera si le dieran a elegir entre operarse y que en Baleares hablen el balear, o seguir cojeando para que en el Aeropuerto de Alicante pongan "Sortida" en vez de "Eixida".
Pero esas preguntas no aparecen en los medios de comunicación, porque están parasitados por el nacionalismo y como los catalanes pagan impuestos pero no tienen la correspondiente contrapartida de servicios públicos, el nacionalismo tiene que buscar un cabeza de turco…, un culpable que, como no podía ser de otra forma, se llama España…
Comentarios
Antonia Bretón
27.02.2017 08:18
Muy bien retratado. Solo los que hemos vivido de cerca el cerco nacionalista, el chantaje silente, la merma disimulada de libertad entendemos la situación.
¿Sabe el pez que está en la pecera?
Comentarios recientes
30.10 | 09:14
Magnífico relato.
05.10 | 04:27
Buenas tardes, encantado de saludarte. Soy Jose
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Hace mucho tiempo que dejé de ser demócrata ¡Nadie hoy día tiene ni puñetera idea de lo que es la democracia, en qué se fundamenta y cuáles deberían ser las reglas para que la democracia fuera aceptable!
En la democracia helena las reglas no eran las de ahora y extrapolarlas nos lleva a un “totum revolutum” disparatado y a unos sistemas que llamamos democráticos pero que nada tienen que ver con la idea original.
La justificación filosófica de la Democracia nos la daba Sócrates, quien sostenía que BIEN es igual a VERDAD, mientras que MAL es igual a IGNORANCIA. Que buscamos la felicidad con la esperanza de llenar un vacío que no comprendemos y que el ignorante intenta llenarlo con satisfacciones efímeras y pasionales que sólo se consiguen en lucha contra otros, lo que acaba propiciando que surja el MAL...(¡No existe satisfacción más pasional que la sensación de ostentar el poder del sillón…!)
Sin embargo, la VERDAD es única y la misma para todos, sólo alcanzable con el razonamiento lógico y la comprensión de lo que nos rodea, y quienes logran alcanzarla son igualesentre sí”; de donde deducía que "sólo somos libres entre IGUALES" y concluía que no podía haber una clase gobernante, pues deberían gobernar todos los iguales por igual.
Esos"iguales", sin embargo, no son todos los ciudadanos, porque la igualdad a la que se refería Sócrates no es la igualdad para elegir o ser elegidos, sino a la igualdad en la sabiduría, por lo que solamente aquellos capaces de comprender con lógica aquello que nos rodea tendrían legitimidad para votar.
En la Democracia Griega, no votaban todos los ciudadanos, sino solamente aquellos que se ganaban ese derecho con sus intervenciones en el ágora y aun así Platón advertía que solamente se alcanzaría un gobierno justo cuando el gobernante fuese filósofo, es decir, alguien por encima de la media que votaba en el ágora. ¡Es la utopía de las sociedades justas, gobernadas por reyes filósofos, (O cuando los filósofos fueran elegidos reyes)!
Esa forma de gobierno se llama “Politeia” y tanto Sócrates, como luego Platón, Aristóteles y más tarde Polibio, denominaban la Democracia como “Oclocracia”, que literalmente significa Gobierno de la Muchedumbre Inculta. ¡Mientras la politeia se basaba en el gobierno de los más sabios, la democracia era el gobierno mediante decisiones de una turba ignorante!
Platón describió la Politeia en una obra que desgranaba esa idea de gobierno de filósofos y cuando los romanos la tradujeron al latín, como quiera que trataba de una forma de gobernar…, de gestionar lo público, tradujeron el título como “Res Pública” (La cosa pública); siendo ahí donde nació el nombre de su famosa obra “La República”, en la que aparecen el famoso “Mito de la caverna” o el “Mito del Superhombre” (mucho antes del superhombre de Nietzsche).
Los griegos, como buenos matemáticos, herederos de los sumerios, sabían que todo cuanto se decide por mayoría se rige por las leyes de la media aritmética. Las mayorías no eligen lo mejor, sino lo que la media cree que es mejor y la media, por propia definición, es “mediocre”. Luego, elegirán matemáticamente una solución mediocre; nunca la mejor solución, cuyo vislumbramiento solamente alcanzarán los sabios. (Sabio = BIEN, mientras Mediocridad = MAL).
El Pueblo suele ser una muchedumbre formada por individuos que, aisladamente, pueden ser listos o torpes, tontos de remate, medio listos o listos del todo, pero que en masa no son más que una multitud reaccionaria y falta de preparación, cuyas emociones siempre predominarán sobre la razón. Y bajo el principio de que la mayoría es mediocre, mientras que una persona, individualmente puede ser inteligente, a un individuo inteligente y demagogo le basta con seducir a la masa electoral mediocre con promesas incumplibles y argumentos faltos de toda lógica, apelando a los prejuicios y las pasiones, hasta conseguir formar una mayoría electoral injusta e irracional que entrega su voto a políticos indecentes y sin escrúpulos que parasitan la sociedad.
Johann Christoph Friedrich Schiller decía que los votos no deberían contarse, sino que deberían pesarse en función de la formación e inteligencia de los que votaban y que era sabido que la inteligencia siempre había sido cosa de pocos. En España es aún peor pues, como decía MACHADO, de cada diez cabezas, una piensa y nueve envisten. Así que me niego a ser muchedumbre inculta. Me niego a conformarme y ser cómplice de una estafa tan descomunal. Me niego a ser Rebaño.
¡Ah, y otra cosa antigua...de Sócrates...! "Justicia es dar a cada uno lo suyo". ¡Dar a todos lo mismo no sólo No es Justicia, sino que, además, tampoco es justo! ¿Se imaginan que en un instituto dieran a todos los alumnos la misma nota, independientemente del esfuerzo que realizaran para aprender...? ¿Que la nota media de la clase fuera de 6 y le pusieran esa nota a los que suspendan con un 2 y a los que aprobaron con un 9? Entonces..., ¿Por qué están convencidos de que en nuestra sociedad, lo justo es que quien no se esfuerza se aproveche de quien sí lo hace?
Por supuesto que respeto las leyes de la sociedad en la que vivo, pero no me pidan que haga míos sus dogmas, porque están basados en mentiras, errores y analfabetismo político y sociológico, en el desconocimiento de la Historia y de lo que significa la VERDAD y su importancia en el factor IGUALDAD, Igualdad para elegir e igualdad para ser elegido; para ser iguales ante la Ley, pero, sobre todo, la incapacidad de la mayoría para distinguir entre "Iguales" e "Igualdad ante la Ley".
En definitiva, son muchas las razones para decir que...¡HACE MUCHO QUE DEJÉ DE SER DEMÓCRATA!