Un Rincón para pensar
No voy a saturar este artículo con lo que ya sabemos de los secesionistas catalanes (o vascos, ya puestos), casi no viene al caso lo que hacen; pero sí que procede hablar de lo que no hace nuestro Gobierno de la Nación.
En este Mundo global, no existe ninguna democracia y todas las así llamadas no dejan de ser oclocracias (Tiranías de las muchedumbres incultas). Nos hacemos la ilusión de que vivimos en un sistema de “Democracia representativa” y nuestros gobernantes, aunque sean llamados así, no deben olvidar que su misión no es la de gobernarnos, sino la de administrar la cosa pública (res publica) en nuestro nombre e interés.
Si el juego de mayorías depende de intereses de minorías, la legitimación de representación indirecta queda desvirtuada pues, una representación indirecta no es más que una simplificación de la “democracia directa”. Que la complejidad haga casi imposible esta última, no exime a la primera de cumplir con los preceptos de toda democracia de propiciar el gobierno de las mayorías con respeto a los derechos de las minorías.
Cuando una minoría pide sin tener derecho a ello un referéndum excluyente de todo externo a esa minoría, está preconizando el principio contrario a la democracia del gobierno de la mayoría, porque la más pura de las democracias es la directa y asamblearia, es decir, todos los votantes reunidos en Asamblea, cosa que ellos eluden al exigir dejarnos al margen de la votación.
En la democracia representativa, se asume que la delegación de la soberanía ciudadana en determinados individuos será utilizada por aquellos para el bien común, cuando en realidad se utiliza para lo que ellos consideran que es dicho bien y como las elecciones son cada cuatro años, durante ese período, la soberanía popular está secuestrada. Y sin embargo la democracia indirecta puede hacer uso de la decisión directa, precisamente con aquel instrumento que en manos de las minorías es antidemocrático… ¡El Referéndum!
Cuando un asunto crea la ruptura que el secesionismo está creando, es palmario que los gobernantes no están gestionando la soberanía cedida en beneficio del bien común, al menos según el parecer de la mayoría de la Sociedad, ¡O, al menos, existe la duda razonable!
Ante esa duda y tras años de enfrentamientos e ilegalidades, el Gobierno, (gobierne quien gobierne) debería renunciar a su criterio partidista y ceder la palabra a los ciudadanos, no ya con elecciones, sino con la “Representación directa…, con un Referéndum”.
¿Cuántas veces nos hemos preguntado, quienes no llegamos a vivir en primera persona la Guerra Civil, cómo se pudo llegar a ella? ¡Pues ahora lo estamos viviendo! El independentismo es insaciable pues su objetivo no admite medias tintas… ¡No se está un poco embarazada! O se está embarazada o no se está, y con la independencia pasa lo mismo, así que los independentistas nunca cejarán en ello y la Historia debería recordarnos que esta es la quinta vez que lo intentan por las bravas.
Lo triste es que se conjugan demasiados intereses espurios como para hacer lo correcto. Si el Gobierno fuera honrado, que no lo es (ni el actual ni ninguno de los anteriores), ante el desafío independentista, suspendería la Autonomía de Cataluña, como ya se ha hecho anteriormente (en 1934 con el gobierno republicano de Lerroux, para más señas), y si cualquier gobierno quiere una legitimación que ya tiene, pero que no se atreve a usar, debería someter la cuestión a Referéndum, como quieren los independentistas, pero consultando al Soberano… La mayoría… La totalidad, y no solo a la minoría ilegitimizada para llevar a cabo tal consulta.
Claro que si se hace eso, los españoles descubriríamos varias cosas… Una que estamos hartos de esos perros, y otra, que nos percataríamos de que, en realidad, las Comunidades Autónomas no son necesarias, y entonces podría acabárseles semejante chollo a los políticos.
Mientras, ante la dejación de responsabilidades de los demagogos que nos gobiernan, los insaciables independentistas tiran y tiran de la cuerda y los demás, indecisos, confundidos y cada vez más cabreados, aguardamos y aguardamos que alguien haga algo, hasta que ocurra como ocurrió en 1641, en 1873, en 1931 y en 1934.
Los gobernantes olvidan fácilmente que España no son ellos, sino los españoles y cuando los españoles llegan a la conclusión de que o hacen ellos las cosas o no las hace nadie, ya es tarde, porque los independentistas que hasta ese momento no han tenido oposición, ya han sobrepasado los límites.
Una guerra de este tipo no tiene por qué ser ni muy larga ni muy violenta, (la de 1641 duró seis días, la de 1873, dos, la de 1931, tres y la de 1934, diez horas de una larga noche que costó 46 muertos y 30 años de cárcel para los sublevados), pero por corta o suave que sea, originará muchísimo daño, a la economía, a la convivencia, a la imagen de España… ¡A todos! Y los responsables no son los independentistas, sino los canallas traidores y soberbios de esos gobernantes que se empeñan en querer gobernar en vez de administrar y gestionar en nombre de la mayoría que supondría una representación directa.
Comentarios recientes
30.10 | 09:14
Magnífico relato.
05.10 | 04:27
Buenas tardes, encantado de saludarte. Soy Jose
Quería escribirte porque me ha parecido interesante comentar contigo la posibilidad de que tu negocio aparezca cada mes en periódicos digitales como not
18.07 | 12:59
Hola. ¿Cómo estás? Soy Alberto del Departamento de Prensa. Muchas gracias por atenderme.
He pensado que podría interesarte cómo podemos hacer que tu empresa aparezca en más de 50 periódicos digitales
18.04 | 05:00
¡Hola!
He llegado hasta tu página web y me ha parecido que es perfecta para aprovechar todo su potencial mediante la publicación en prensa digital y así poder llegar a los primeros resultados de los
Hace mucho tiempo que dejé de ser demócrata ¡Nadie hoy día tiene ni puñetera idea de lo que es la democracia, en qué se fundamenta y cuáles deberían ser las reglas para que la democracia fuera aceptable!
En la democracia helena las reglas no eran las de ahora y extrapolarlas nos lleva a un “totum revolutum” disparatado y a unos sistemas que llamamos democráticos pero que nada tienen que ver con la idea original.
La justificación filosófica de la Democracia nos la daba Sócrates, quien sostenía que BIEN es igual a VERDAD, mientras que MAL es igual a IGNORANCIA. Que buscamos la felicidad con la esperanza de llenar un vacío que no comprendemos y que el ignorante intenta llenarlo con satisfacciones efímeras y pasionales que sólo se consiguen en lucha contra otros, lo que acaba propiciando que surja el MAL...(¡No existe satisfacción más pasional que la sensación de ostentar el poder del sillón…!)
Sin embargo, la VERDAD es única y la misma para todos, sólo alcanzable con el razonamiento lógico y la comprensión de lo que nos rodea, y quienes logran alcanzarla son igualesentre sí”; de donde deducía que "sólo somos libres entre IGUALES" y concluía que no podía haber una clase gobernante, pues deberían gobernar todos los iguales por igual.
Esos"iguales", sin embargo, no son todos los ciudadanos, porque la igualdad a la que se refería Sócrates no es la igualdad para elegir o ser elegidos, sino a la igualdad en la sabiduría, por lo que solamente aquellos capaces de comprender con lógica aquello que nos rodea tendrían legitimidad para votar.
En la Democracia Griega, no votaban todos los ciudadanos, sino solamente aquellos que se ganaban ese derecho con sus intervenciones en el ágora y aun así Platón advertía que solamente se alcanzaría un gobierno justo cuando el gobernante fuese filósofo, es decir, alguien por encima de la media que votaba en el ágora. ¡Es la utopía de las sociedades justas, gobernadas por reyes filósofos, (O cuando los filósofos fueran elegidos reyes)!
Esa forma de gobierno se llama “Politeia” y tanto Sócrates, como luego Platón, Aristóteles y más tarde Polibio, denominaban la Democracia como “Oclocracia”, que literalmente significa Gobierno de la Muchedumbre Inculta. ¡Mientras la politeia se basaba en el gobierno de los más sabios, la democracia era el gobierno mediante decisiones de una turba ignorante!
Platón describió la Politeia en una obra que desgranaba esa idea de gobierno de filósofos y cuando los romanos la tradujeron al latín, como quiera que trataba de una forma de gobernar…, de gestionar lo público, tradujeron el título como “Res Pública” (La cosa pública); siendo ahí donde nació el nombre de su famosa obra “La República”, en la que aparecen el famoso “Mito de la caverna” o el “Mito del Superhombre” (mucho antes del superhombre de Nietzsche).
Los griegos, como buenos matemáticos, herederos de los sumerios, sabían que todo cuanto se decide por mayoría se rige por las leyes de la media aritmética. Las mayorías no eligen lo mejor, sino lo que la media cree que es mejor y la media, por propia definición, es “mediocre”. Luego, elegirán matemáticamente una solución mediocre; nunca la mejor solución, cuyo vislumbramiento solamente alcanzarán los sabios. (Sabio = BIEN, mientras Mediocridad = MAL).
El Pueblo suele ser una muchedumbre formada por individuos que, aisladamente, pueden ser listos o torpes, tontos de remate, medio listos o listos del todo, pero que en masa no son más que una multitud reaccionaria y falta de preparación, cuyas emociones siempre predominarán sobre la razón. Y bajo el principio de que la mayoría es mediocre, mientras que una persona, individualmente puede ser inteligente, a un individuo inteligente y demagogo le basta con seducir a la masa electoral mediocre con promesas incumplibles y argumentos faltos de toda lógica, apelando a los prejuicios y las pasiones, hasta conseguir formar una mayoría electoral injusta e irracional que entrega su voto a políticos indecentes y sin escrúpulos que parasitan la sociedad.
Johann Christoph Friedrich Schiller decía que los votos no deberían contarse, sino que deberían pesarse en función de la formación e inteligencia de los que votaban y que era sabido que la inteligencia siempre había sido cosa de pocos. En España es aún peor pues, como decía MACHADO, de cada diez cabezas, una piensa y nueve envisten. Así que me niego a ser muchedumbre inculta. Me niego a conformarme y ser cómplice de una estafa tan descomunal. Me niego a ser Rebaño.
¡Ah, y otra cosa antigua...de Sócrates...! "Justicia es dar a cada uno lo suyo". ¡Dar a todos lo mismo no sólo No es Justicia, sino que, además, tampoco es justo! ¿Se imaginan que en un instituto dieran a todos los alumnos la misma nota, independientemente del esfuerzo que realizaran para aprender...? ¿Que la nota media de la clase fuera de 6 y le pusieran esa nota a los que suspendan con un 2 y a los que aprobaron con un 9? Entonces..., ¿Por qué están convencidos de que en nuestra sociedad, lo justo es que quien no se esfuerza se aproveche de quien sí lo hace?
Por supuesto que respeto las leyes de la sociedad en la que vivo, pero no me pidan que haga míos sus dogmas, porque están basados en mentiras, errores y analfabetismo político y sociológico, en el desconocimiento de la Historia y de lo que significa la VERDAD y su importancia en el factor IGUALDAD, Igualdad para elegir e igualdad para ser elegido; para ser iguales ante la Ley, pero, sobre todo, la incapacidad de la mayoría para distinguir entre "Iguales" e "Igualdad ante la Ley".
En definitiva, son muchas las razones para decir que...¡HACE MUCHO QUE DEJÉ DE SER DEMÓCRATA!