Un Rincón para pensar
Jaime Gil de Viedma escribió aquello de que de todas las historias de la Historia, la más triste, sin duda, es la de España, porque termina mal; y es cierto. España, como toda nación, es una concatenación de circunstancias y en nuestro caso, tres o cuatro son las principales patas que sustentan nuestra idiosincrasia.
Una es el territorio…, dispar, invertebrado; con un centro estepario, pobre y agrícola; poco poblado y de gentes sufridas, frugales y leales porque su pobreza, históricamente les ha hecho depender de otros, para el trabajo, para luchar y para sobrevivir en un sistema latifundista que propicia señoríos y siervos.
El Norte, en cambio, rico en minas y pobre en todo lo demás, hasta en tierras, ha dado hijos encerrados en valles, en diminutos terruños que tribalizan al hombre y lo esclavizan a campos más chicos que un jardín, o a la mar mortífera; en definitiva, ha dado, sobre todo, hijos duros de carácter, pero también, a menudo, duros de mollera, porque solo la tozudez podía garantizarles sobrevivir en tales condiciones.
Luego viene el Sur; extensión de las mesetas pero más fértil, más amable, menos dura que el agreste Norte o el desolado Centro. Allí, las gentes, pese a la pobreza, podían sentarse a la puerta de la casa o en la plaza del pueblo a vivir la vida…; sencilla, pobre, pero no tan dura. Con tiempo para pensar, discutir, disentir y hasta para concluir que era posible unirse para luchar por mejorar sus vidas.
Y nos queda el Levante… ¡El Mediterráneo! Fértil y sencillo al sur; sin riquezas pero sin hambre. Y bien posicionado al norte… Entre la Castilla que fue la Nación más poderosa del Mundo, dueña del oro de América, con los ejércitos que dominaron Europa y con la lana que abastecía los telares de Flandes e Inglaterra… Y entre ese mar de culturas y riqueza que era el Oriente.
Y sobre esos cinco territorios, invertebrados, dispares, incomunicados por costumbres, climas e ignorancias mutuas, otra pata de nuestra historia ha crecido dispar, torcida… ¡coja!
Es la pata de los españoles; tan invertebrados como los territorios, tan incompletos como una mesa sin patas; como cuatro ruedas sin volante… Como una familia en la que todos se creen el padre o la madre, o el hijo más listo, o el hijo no querido… Como una familia que no se habla; o mejor dicho, en la que todos hablan pero ninguno escucha.
La Historia se repite tozudamente y no aprendemos, no tomamos nota y no adoptamos soluciones. A base de que se nos diga que unos son mejores que otros porque tienen más, acabamos creyendo que el mérito es suyo y que será cierto que son mejores.
A veces, como hermanos más sensatos, dejamos al bravucón de la familia que alardee y se exhiba… Que nos amenace, que nos desprecie, y como suele ocurrir, el fanfarrón se crece… ¡Se empodera!; esa palabreja que ahora está de moda… Empoderarse (Hay que joderse)… Y acaba haciéndonos “Bulling” sin saber que los demás hermanos somos más y más fuertes y que no le hemos dado un sopapo por prudentes, pero sobre todo porque como en las buenas familias, nos da vergüenza lo que digan de nosotros los vecinos… Estamos acomplejados ante Europa… ¡Pero todo tiene un límite!
Ha ocurrido ya cinco veces y va camino de la sexta y ocurrirá, porque, paso a paso, con cadencia cronométrica, el proceso se va repitiendo como en el día de la marmota.
Ante nuestra indecisión, se crecen. Ante nuestra prudencia, nos desprecian. Y ante la pausa en la que tomamos aire antes de estallar, ellos nos siguen provocando, acelerando así la previsible e histórica reacción… Y es que no hay más; ¡Es que somos humanos!
Acción–Reacción = Tercera ley de Newton; y eso vale tanto para la sobreactuación del independentismo catalán como para la corrosiva inquina revanchista de una izquierda palurda cuyos principales actuaciones son traer a los españoles enfrentamientos que hace cuarenta años que habíamos superado.
Nunca he sido facha de derechas porque su política neoliberal me repugna, por su falta de solidaridad y de escrúpulos; pero ahora, me sorprendo al descubrir que espero que la derecha gane las elecciones porque la alternativa es aterradora… Y siempre España fue así… Una derecha insolidaria y abusona en el poder porque una izquierda corrosiva, palurda, dañina y destructiva, expulsa a los españoles del término medio que esa izquierda no conoce, no quiere conocer y no admite, porque o impone "su verdad" o destruye lo que se le opone.
Tampoco he sido anticatalanista… Tengo muchos amigos catalanes, y muy buenos amigos a los que aprecio de verdad. ¡Pero ahora, aunque amablemente, me dicen que no quieren ser españoles! No entienden que el argumento es el de aquellos que dicen que España les roba, que somos inferiores (bestias con forma humana y con tara en el ADN) y no se dan cuenta que cuando dicen que son independentistas me están llamando tarado, bestia y ladrón.
En fin… por no hacer más largo esto, baste decir que la tercera ley de Newton, eso de que a toda acción le sigue una reacción opuesta y de igual intensidad, tanto los independentistas catalanes como la izquierda revanchista, me han hecho recordar que ser español es pertenecer a una nación, rica en diversidad pero única. Única por su unidad estatal como por su grandeza histórica, porque pese a su pobreza de recursos naturales, ha saturado la Historia de personas extraordinarias y porque pese a los extremos más corrosivos, la inmensa mayoría de españoles estamos orgullosos de serlo y hoy día, ese sentimiento ha dejado de avergonzarnos y gracias a los desnaturalizados que desde dentro nos atacan, nos da menos pudor exhibir nuestra bandera y mostrar a Europa que España es soberana de tomar sus propias decisiones y si quieren a Puigdemont, que se lo queden, pero que en cuanto pise España, va al talego.
Yo seguiré amando a mis amigos catalanes, pero si llega el momento, que no duden que haré cuanto deba para preservar la integridad de mi Nación. Y seguiré odiando a esos rabiosos malos perdedores que me hacen desear que algo tan malo como el neoliberalismo, gane, porque la alternativa es muchísimo peor... ¡Son ellos!
QUE TENGAIS TODOS UN BUEN DÍA
Comentarios
Rafa p
22.03.2019 02:49
Me siento tremendamente identificado .No concuerdo con Vox en algunas cosas , pero yo tb deseo que gane la derecha , y con mayoria absoluta porque la violenta alternativa da repelús plus .
Rúbén
22.03.2019 16:21
Es que creo que no hay otro camino que el que dicta la naturaleza humana. Es que todo se repite y no lo quieren entender.
Comentarios recientes
30.10 | 09:14
Magnífico relato.
05.10 | 04:27
Buenas tardes, encantado de saludarte. Soy Jose
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18.07 | 12:59
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Hace mucho tiempo que dejé de ser demócrata ¡Nadie hoy día tiene ni puñetera idea de lo que es la democracia, en qué se fundamenta y cuáles deberían ser las reglas para que la democracia fuera aceptable!
En la democracia helena las reglas no eran las de ahora y extrapolarlas nos lleva a un “totum revolutum” disparatado y a unos sistemas que llamamos democráticos pero que nada tienen que ver con la idea original.
La justificación filosófica de la Democracia nos la daba Sócrates, quien sostenía que BIEN es igual a VERDAD, mientras que MAL es igual a IGNORANCIA. Que buscamos la felicidad con la esperanza de llenar un vacío que no comprendemos y que el ignorante intenta llenarlo con satisfacciones efímeras y pasionales que sólo se consiguen en lucha contra otros, lo que acaba propiciando que surja el MAL...(¡No existe satisfacción más pasional que la sensación de ostentar el poder del sillón…!)
Sin embargo, la VERDAD es única y la misma para todos, sólo alcanzable con el razonamiento lógico y la comprensión de lo que nos rodea, y quienes logran alcanzarla son igualesentre sí”; de donde deducía que "sólo somos libres entre IGUALES" y concluía que no podía haber una clase gobernante, pues deberían gobernar todos los iguales por igual.
Esos"iguales", sin embargo, no son todos los ciudadanos, porque la igualdad a la que se refería Sócrates no es la igualdad para elegir o ser elegidos, sino a la igualdad en la sabiduría, por lo que solamente aquellos capaces de comprender con lógica aquello que nos rodea tendrían legitimidad para votar.
En la Democracia Griega, no votaban todos los ciudadanos, sino solamente aquellos que se ganaban ese derecho con sus intervenciones en el ágora y aun así Platón advertía que solamente se alcanzaría un gobierno justo cuando el gobernante fuese filósofo, es decir, alguien por encima de la media que votaba en el ágora. ¡Es la utopía de las sociedades justas, gobernadas por reyes filósofos, (O cuando los filósofos fueran elegidos reyes)!
Esa forma de gobierno se llama “Politeia” y tanto Sócrates, como luego Platón, Aristóteles y más tarde Polibio, denominaban la Democracia como “Oclocracia”, que literalmente significa Gobierno de la Muchedumbre Inculta. ¡Mientras la politeia se basaba en el gobierno de los más sabios, la democracia era el gobierno mediante decisiones de una turba ignorante!
Platón describió la Politeia en una obra que desgranaba esa idea de gobierno de filósofos y cuando los romanos la tradujeron al latín, como quiera que trataba de una forma de gobernar…, de gestionar lo público, tradujeron el título como “Res Pública” (La cosa pública); siendo ahí donde nació el nombre de su famosa obra “La República”, en la que aparecen el famoso “Mito de la caverna” o el “Mito del Superhombre” (mucho antes del superhombre de Nietzsche).
Los griegos, como buenos matemáticos, herederos de los sumerios, sabían que todo cuanto se decide por mayoría se rige por las leyes de la media aritmética. Las mayorías no eligen lo mejor, sino lo que la media cree que es mejor y la media, por propia definición, es “mediocre”. Luego, elegirán matemáticamente una solución mediocre; nunca la mejor solución, cuyo vislumbramiento solamente alcanzarán los sabios. (Sabio = BIEN, mientras Mediocridad = MAL).
El Pueblo suele ser una muchedumbre formada por individuos que, aisladamente, pueden ser listos o torpes, tontos de remate, medio listos o listos del todo, pero que en masa no son más que una multitud reaccionaria y falta de preparación, cuyas emociones siempre predominarán sobre la razón. Y bajo el principio de que la mayoría es mediocre, mientras que una persona, individualmente puede ser inteligente, a un individuo inteligente y demagogo le basta con seducir a la masa electoral mediocre con promesas incumplibles y argumentos faltos de toda lógica, apelando a los prejuicios y las pasiones, hasta conseguir formar una mayoría electoral injusta e irracional que entrega su voto a políticos indecentes y sin escrúpulos que parasitan la sociedad.
Johann Christoph Friedrich Schiller decía que los votos no deberían contarse, sino que deberían pesarse en función de la formación e inteligencia de los que votaban y que era sabido que la inteligencia siempre había sido cosa de pocos. En España es aún peor pues, como decía MACHADO, de cada diez cabezas, una piensa y nueve envisten. Así que me niego a ser muchedumbre inculta. Me niego a conformarme y ser cómplice de una estafa tan descomunal. Me niego a ser Rebaño.
¡Ah, y otra cosa antigua...de Sócrates...! "Justicia es dar a cada uno lo suyo". ¡Dar a todos lo mismo no sólo No es Justicia, sino que, además, tampoco es justo! ¿Se imaginan que en un instituto dieran a todos los alumnos la misma nota, independientemente del esfuerzo que realizaran para aprender...? ¿Que la nota media de la clase fuera de 6 y le pusieran esa nota a los que suspendan con un 2 y a los que aprobaron con un 9? Entonces..., ¿Por qué están convencidos de que en nuestra sociedad, lo justo es que quien no se esfuerza se aproveche de quien sí lo hace?
Por supuesto que respeto las leyes de la sociedad en la que vivo, pero no me pidan que haga míos sus dogmas, porque están basados en mentiras, errores y analfabetismo político y sociológico, en el desconocimiento de la Historia y de lo que significa la VERDAD y su importancia en el factor IGUALDAD, Igualdad para elegir e igualdad para ser elegido; para ser iguales ante la Ley, pero, sobre todo, la incapacidad de la mayoría para distinguir entre "Iguales" e "Igualdad ante la Ley".
En definitiva, son muchas las razones para decir que...¡HACE MUCHO QUE DEJÉ DE SER DEMÓCRATA!