Un Rincón para pensar
Recientes acontecimientos como el procesamiento de los líderes independentistas y la detención de Puigdemont y la más que previsible solicitud de extradición de los demás fugados, han recrudecido las actuaciones de los grupos de presión de Omniun, la ANC y Arran.
Estos individuos (e indivudas…), tienen asumidas unas estrategias bastante eficaces mediante las cuales, pocas personas logran una gran capacidad de paralización de los transportes, como el corte de autovías o de estaciones de metro y ferrocarril. También actúan con verdadera impunidad frente a los agentes de la Autoridad, ya sean estos, mossos, policías nacionales o guardias civiles; y todo porque el Gobierno ha optado por la estrategia de mantener un perfil bajo y dejar en manos de la Justicia las actuaciones más significativas; de lo que se colige que lo que no se dilucida ante los tribunales no es significativo, o a contrario sensu… ¡Es insignificante!
Pero bajo mi humilde punto de vista, impedir que decenas de miles de personas ejerzan su derecho constitucional a la libre circulación no es una insignificancia, sino un delito grave. Tan grave que para esos casos la Constitución tiene previstos los estados de Alarma, Excepción y Sitio, desarrollados en la Ley Orgánica 4/1981 que, con respecto del estado de Excepción, establece:
ESTADO DE EXCEPCIÓN.
Lo adopta: Lo declarará el Gobierno mediante Decreto del Gobierno (Consejo de Ministros) con autorización del Congreso. La autorización determinará el ámbito territorial, duración y condiciones. El decreto puede ser modificado durante el Estado de Excepción mediante el mismo método (autorización del Congreso) y el Estado de Excepción podrá finalizar antes del periodo declarado mediante Decreto del Consejo de Ministros.
Duración: 30 días máximo, prorrogables por otros 30 previa autorización del Congreso.
Ámbito territorial: El que diga el Decreto y la autorización.
Causas para su adopción: Cuando el libre ejercicio de los derechos y libertades, el normal funcionamiento de las instituciones democráticas, el de los servicios públicos esenciales, o cualquier otro aspecto del orden público, resulten gravemente alterados y mediante el ejercicio de las potestades ordinarias no se pudiesen restablecer.
Traducido a pocas palabras, en un estado de Excepción, el Gobierno está facultado para, mediante Real Decreto (Un pispas), restringir uno, varios o todos los siguientes derechos constitucionales:
Derecho a la libertad y a la seguridad; eliminación del tiempo máximo de detención preventiva; El Habeas Corpus; la inviolabilidad del domicilio; el secreto de las comunicaciones, la libre elección de residencia y circulación, o el derecho a salir y entrar libremente en el Territorio Nacional; la libertad de expresión y de comunicación; el derecho de reunión o de manifestación; el derecho a huelga y el derecho a plantear conflictos colectivos.
Cierto es que, hoy por hoy, no creo que sea necesario llegar a la declaración del estado de Excepción, pero no es menos cierto que los actos de esta gentuza sobrepasan los anteriores derechos constitucionales y caben otras actuaciones puntuales pero igual de efectivas, tipificadas en el TÍTULO XXII del Código Penal, como delitos contra el Orden Público. Capítulo Primero (De la Sedición):
Art. 544: Son reos de sedición los que, sin estar comprendidos en el delito de rebelión, se alcen pública y tumultuariamente para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes o a cualquier autoridad, corporación oficial o funcionario público, el legítimo ejercicio de sus funciones o el cumplimiento de sus acuerdos, o de las resoluciones administrativas o judiciales.
Art. 545: Los que hubieren inducido, sostenido o dirigido la sedición o aparecieren en ella como sus principales autores, serán castigados con la pena de prisión de ocho a diez años, y con la de diez a quince años, si fueran personas constituidas en autoridad. En ambos casos se impondrá, además, la inhabilitación absoluta por el mismo tiempo.
Así, expuesto todo lo anterior, vuelvo a la reflexión inicial, sobre la decisión del Gobierno de mantener un perfil bajo durante este conflicto y planteo la duda que me surge al tratar de establecer el límite entre la mínima intervención y la mera dejación del deber de perseguir delitos que el Ejecutivo tiene.
Actuar o no hacerlo es decisión del Gobierno, pero las consecuencias las sufrimos los ciudadanos. Que el Gobierno decida no actuar con la debida diligencia ante cortes de carreteras y de vías ferroviarias, originan mi indefensión y la de las decenas de miles de ciudadanos coaccionados por unos meros delincuentes, y la pregunta es…
¿Debemos conformarnos los ciudadanos con esta línea de actuación, basada en una simple estrategia miedosa y tacticista de unos políticos que temen que se les tache de “fachas”, o debemos exigirles que cumplan de una vez con su obligación para con la inmensísima mayoría de ciudadanos a los que deben protección?
Esa es mi pregunta y ahí la dejo.
Comentarios recientes
30.10 | 09:14
Magnífico relato.
05.10 | 04:27
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Hace mucho tiempo que dejé de ser demócrata ¡Nadie hoy día tiene ni puñetera idea de lo que es la democracia, en qué se fundamenta y cuáles deberían ser las reglas para que la democracia fuera aceptable!
En la democracia helena las reglas no eran las de ahora y extrapolarlas nos lleva a un “totum revolutum” disparatado y a unos sistemas que llamamos democráticos pero que nada tienen que ver con la idea original.
La justificación filosófica de la Democracia nos la daba Sócrates, quien sostenía que BIEN es igual a VERDAD, mientras que MAL es igual a IGNORANCIA. Que buscamos la felicidad con la esperanza de llenar un vacío que no comprendemos y que el ignorante intenta llenarlo con satisfacciones efímeras y pasionales que sólo se consiguen en lucha contra otros, lo que acaba propiciando que surja el MAL...(¡No existe satisfacción más pasional que la sensación de ostentar el poder del sillón…!)
Sin embargo, la VERDAD es única y la misma para todos, sólo alcanzable con el razonamiento lógico y la comprensión de lo que nos rodea, y quienes logran alcanzarla son igualesentre sí”; de donde deducía que "sólo somos libres entre IGUALES" y concluía que no podía haber una clase gobernante, pues deberían gobernar todos los iguales por igual.
Esos"iguales", sin embargo, no son todos los ciudadanos, porque la igualdad a la que se refería Sócrates no es la igualdad para elegir o ser elegidos, sino a la igualdad en la sabiduría, por lo que solamente aquellos capaces de comprender con lógica aquello que nos rodea tendrían legitimidad para votar.
En la Democracia Griega, no votaban todos los ciudadanos, sino solamente aquellos que se ganaban ese derecho con sus intervenciones en el ágora y aun así Platón advertía que solamente se alcanzaría un gobierno justo cuando el gobernante fuese filósofo, es decir, alguien por encima de la media que votaba en el ágora. ¡Es la utopía de las sociedades justas, gobernadas por reyes filósofos, (O cuando los filósofos fueran elegidos reyes)!
Esa forma de gobierno se llama “Politeia” y tanto Sócrates, como luego Platón, Aristóteles y más tarde Polibio, denominaban la Democracia como “Oclocracia”, que literalmente significa Gobierno de la Muchedumbre Inculta. ¡Mientras la politeia se basaba en el gobierno de los más sabios, la democracia era el gobierno mediante decisiones de una turba ignorante!
Platón describió la Politeia en una obra que desgranaba esa idea de gobierno de filósofos y cuando los romanos la tradujeron al latín, como quiera que trataba de una forma de gobernar…, de gestionar lo público, tradujeron el título como “Res Pública” (La cosa pública); siendo ahí donde nació el nombre de su famosa obra “La República”, en la que aparecen el famoso “Mito de la caverna” o el “Mito del Superhombre” (mucho antes del superhombre de Nietzsche).
Los griegos, como buenos matemáticos, herederos de los sumerios, sabían que todo cuanto se decide por mayoría se rige por las leyes de la media aritmética. Las mayorías no eligen lo mejor, sino lo que la media cree que es mejor y la media, por propia definición, es “mediocre”. Luego, elegirán matemáticamente una solución mediocre; nunca la mejor solución, cuyo vislumbramiento solamente alcanzarán los sabios. (Sabio = BIEN, mientras Mediocridad = MAL).
El Pueblo suele ser una muchedumbre formada por individuos que, aisladamente, pueden ser listos o torpes, tontos de remate, medio listos o listos del todo, pero que en masa no son más que una multitud reaccionaria y falta de preparación, cuyas emociones siempre predominarán sobre la razón. Y bajo el principio de que la mayoría es mediocre, mientras que una persona, individualmente puede ser inteligente, a un individuo inteligente y demagogo le basta con seducir a la masa electoral mediocre con promesas incumplibles y argumentos faltos de toda lógica, apelando a los prejuicios y las pasiones, hasta conseguir formar una mayoría electoral injusta e irracional que entrega su voto a políticos indecentes y sin escrúpulos que parasitan la sociedad.
Johann Christoph Friedrich Schiller decía que los votos no deberían contarse, sino que deberían pesarse en función de la formación e inteligencia de los que votaban y que era sabido que la inteligencia siempre había sido cosa de pocos. En España es aún peor pues, como decía MACHADO, de cada diez cabezas, una piensa y nueve envisten. Así que me niego a ser muchedumbre inculta. Me niego a conformarme y ser cómplice de una estafa tan descomunal. Me niego a ser Rebaño.
¡Ah, y otra cosa antigua...de Sócrates...! "Justicia es dar a cada uno lo suyo". ¡Dar a todos lo mismo no sólo No es Justicia, sino que, además, tampoco es justo! ¿Se imaginan que en un instituto dieran a todos los alumnos la misma nota, independientemente del esfuerzo que realizaran para aprender...? ¿Que la nota media de la clase fuera de 6 y le pusieran esa nota a los que suspendan con un 2 y a los que aprobaron con un 9? Entonces..., ¿Por qué están convencidos de que en nuestra sociedad, lo justo es que quien no se esfuerza se aproveche de quien sí lo hace?
Por supuesto que respeto las leyes de la sociedad en la que vivo, pero no me pidan que haga míos sus dogmas, porque están basados en mentiras, errores y analfabetismo político y sociológico, en el desconocimiento de la Historia y de lo que significa la VERDAD y su importancia en el factor IGUALDAD, Igualdad para elegir e igualdad para ser elegido; para ser iguales ante la Ley, pero, sobre todo, la incapacidad de la mayoría para distinguir entre "Iguales" e "Igualdad ante la Ley".
En definitiva, son muchas las razones para decir que...¡HACE MUCHO QUE DEJÉ DE SER DEMÓCRATA!